Adicciones Como Afectan la Química Cerebral.
En este escrito abordaremos
el tema de las adicciones y como afectan al cerebro estas substancias: la
marihuana, cocaína, benzodiacepina, nicotina, alcohol e inhalables., creo que
al menos todos nosotros hemos conocido algún caso de personas de nuestro
entorno social que han padecido algún tipo de adicción y en muchos casos han logrado superar esta enfermedad.
En
la década de 1930 se creía que las adicciones eran un problema de fuerza de
voluntad de los individuos que consumían drogas
y la respuesta de sociedad era estigmatizarlos y castigarlos. Sin
embargo en los años noventa se ha comprendido mucho mejor este padecimiento.
En
entrevista con ¿Cómo ves? la doctora María Elena Medina Mora
Icaza, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría "Ramón de la Fuente
Muñiz" (INPRF), y la investigadora mexicana-estadounidense Nora Volkow,
quien estudió medicina en la UNAM y es hoy directora del Instituto Nacional
sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés),
ellas observaron imágenes cerebrales del impacto de las drogas en algunas
regiones del cerebro, "Esto nos llevó a entender por qué los pacientes,
aunque quisieran, no podían dejar las sustancias por sí solos, sino que
realmente necesitaban tratamiento" señala la doctora Medina Mora, de esta manera comprendieron
que la adicción es una enfermedad y como tal puede ser tratada ya que la adicción se considera hoy una enfermedad del
cerebro ya que las drogas modifican la química, la estructura y el funcionamiento
de ese órgano.
Los efectos en las drogas en
el ser humano son entre otros: se eleva el riesgo de cáncer, enfisema,
trastornos bronquiales y problemas cardiovasculares, se daña el cerebro y la
mayoría de los órganos como el corazón, los riñones, los pulmones además
también se daña la memoria y el aprendizaje de corto plazo, la capacidad de
concentración y la coordinación. Se eleva el riesgo de desarrollar psicosis en
personas vulnerables.
Fuente: National Institute on Drug Abuse
Las adicciones son una
Enfermedad crónica
La adicción: las
personas utilizan sustancias para alcanzar la euforia, pero este consumo de
drogas se convierte muy rápido en enfermedad en quienes las utilizan en forma
crónica.
Los primeros signos
de dependencia son: consumir la droga de manera regular, imposibilidad de
dejarla, gastar en droga más de lo que se tiene, extralimitarse para obtener
droga (incluso robar) y sentir que se necesita la droga para funcionar
cotidianamente.
Con su abuso las drogas obstaculizan el sistema de
comunicación e interfieren en el proceso normal de intercambio de información
neuronal.
La mayoría de las
drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que
desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. "Cuando el
cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene
que usar más y más droga para obtener el mismo efecto", añade Rubén Baler.
Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a
esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con
síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de
sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.
En el largo plazo
suele provocar condicionamiento: ciertos factores ambientales se empiezan a
asociar con la experiencia de la droga y provocan un deseo incontrolable de
consumirla.
En palabras de Baler:
"El cuerpo es uno, y lo que vemos como dependencia psicológica es una
manifestación de los cambios en el cerebro, que intenta adaptarse y manejar
niveles anormales de neurotransmisores". El consumo crónico de drogas
deteriora el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones adecuadas.
Biología y ambiente
Baler indica que algunas
personas pueden definirse como más vulnerables, son las personas proclives a
conductas de riesgo o a la búsqueda de novedades.
Principales factores de riesgo
- Conducta agresiva temprana
- Habilidades sociales
deficientes
- Ausencia de supervisión
paterna
- Compañeros/amigos que abusan
de sustancias
- Disponibilidad de la droga
- Pobreza …
y de protección
- Autocontrol
- Relaciones positivas
- Supervisión y apoyo paterno
- Información
- Políticas contra el uso de
drogas
- Cohesión comunitaria
Fuente: National Institute
on Drug Abuse
Dependencia física
Según María Elena
Medina Mora hay sustancias que por sí mismas son muy adictivas; por ejemplo, la
heroína. Desde que se usa por primera vez provoca una modificación estructural
del cerebro. Otras sustancias adictivas como el alcohol, el tabaco y la benzodiazepina
(medicamento psicotrópico que actúa sobre el sistema nervioso central) producen
dependencia muy rápido en las personas propensas.
La directora del
INPRF señala que el riesgo se puede medir en un laboratorio con modelos
animales. Por ejemplo, una rata de laboratorio es capaz de preferir la cocaína
al alimento hasta la muerte, pero esto no sucede con la nicotina. Sin embargo,
entre los humanos hay tres veces más adictos a la nicotina que a la cocaína y
esto tiene que ver con que la nicotina es más fácil de adquirir y su consumo es
más aceptado por la sociedad. En el caso del alcohol, otra droga de fácil
acceso y con amplia aceptación social, entre el 10 y el 15% de las personas que
beben desarrollan la dependencia. Uno de sus principales síntomas es el aumento
de la tolerancia; es decir, se necesita beber más para experimentar los efectos
deseados. La tolerancia se desarrolla muy rápido.
La primera vez que
bebemos el efecto es fuerte. Luego crece la tolerancia y aunque mucha gente
controla su uso, ese control se pierde en los adictos.
La adolescencia,
factor de riesgo
"Toda la parte
del cerebro que es responsable del juicio, raciocinio y control de la conducta
se desarrolla hasta los veintitantos años", explica la doctora Medina
Mora. Como los adolescentes suelen tomar sus decisiones a partir de las
emociones y no del juicio y el raciocinio, es más probable que abusen de las
sustancias. El problema principal es que en esa etapa de desarrollo el cerebro
es mucho más vulnerable. "La adolescencia es una época en la que se están
desarrollando todas las conexiones y exponer el cerebro a las drogas a esa edad
tiene consecuencias mucho más dañinas", indica la especialista. Los daños
que causa la mariguana en el cerebro pueden ser reversibles en las personas que
la empiezan a consumir en la edad adulta, pero no hay evidencia de que lo sean
cuando el abuso comienza en la adolescencia. Las investigaciones sugieren que
en este caso las consecuencias duran mucho más. "Al reunir a todas las
personas que han estado expuestas una o más veces al uso de sustancias,
controlando todas las demás variables, hemos encontrado que quienes desarrollan
dependencia generalmente comenzaron a usar drogas dos años antes que aquellos
que no la desarrollaron. Y aunque el punto de corte son los 17 años, para el
caso de la mariguana tenemos el riesgo incrementado hasta los 26 años".
Esto significa, según la especialista, que los adolescentes no deben ni beber,
ni fumar, ni usar otras drogas "y que tenemos que trabajar con todas las políticas
públicas que nos ayuden a protegerlos".
En cuanto a los usos
medicinales de la mariguana la doctora Medina Mora señala: "Todo este
asunto de la mariguana medicinal realmente confunde a los jóvenes". Si
bien anteriormente pudieron exagerarse los daños que provoca, esto no significa
que sea una droga inocua. Asimismo, es un error pensar que, por ser un producto
natural, no hace daño. "La heroína y el opio también provienen de
productos naturales y causan una dependencia terrible". Además, es un riesgo
que ocurra con ella lo mismo que con algunos medicamentos para aliviar el
dolor, que pueden causar fuertes dependencias y son actualmente el principal
problema de abuso de sustancias en Estados Unidos. En ambos casos, manejados
correctamente cumplen su función, pero si se hace incorrectamente, pueden ser
muy peligrosos.
Adicción sin sustancia
Un descubrimiento,
realizado por investigadores del Scripps Research Institute de California en
estudios con animales, en 2010, sugiere que los mismos mecanismos cerebrales
que participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión de comer y
el consecuente desarrollo de la obesidad. En ambos casos el exceso puede
provocar una descompensación en el circuito de recompensa; en los comedores
compulsivos, los impulsa a buscar alimentos ricos en grasas. Esta similitud
hace pensar que muchas de las compulsiones, o conductas adictivas humanas (por
ejemplo, adicción al sexo y a los juegos de azar) podrían tener relación con
desequilibrios de dopamina o de otros neurotransmisores. Así, aunque en
principio estas conductas no sean adictivas, pueden llevar a la adicción.
Problemas mentales y vulnerabilidad
Existen otros grupos
de riesgo y están formados por las personas que tienen algún tipo de
padecimiento mental, como bipolaridad o esquizofrenia. "Sabemos que existe
un gran porcentaje de comorbilidad (es decir, de presencia de dos trastornos
simultáneos: la adicción y una enfermedad mental)", dice Rubén Baler. Más
de la mitad de las personas con problemas de abuso de sustancias tienen también
una enfermedad psiquiátrica.
La doctora Medina
Mora ilustra con el caso de un niño con problemas de ansiedad; por ejemplo, las
fobias que surgen más o menos a los siete años. Si este niño llega a la edad
adulta sin encontrarse con las drogas o con el alcohol, probablemente ya para
entonces podrá resolver su problema. No obstante, si en su adolescencia prueba
el alcohol y descubre que éste reduce la ansiedad, confundirá ese efecto con la
solución de sus problemas y será mayor el riesgo de que desarrolle dependencia.
Ya adulto seguirá teniendo el problema de la ansiedad y además una adicción. Es
importante identificar lo más pronto posible a la gente que padece enfermedades
psiquiátricas o, en general, que es más vulnerable a caer en adicciones.
El uso de drogas como la mariguana en
edades tempranas aumenta el riesgo de depresión. Algo similar sucede con la
esquizofrenia, cuyo riesgo aumenta entre una y siete veces en quienes empezaron
a fumar mariguana antes de los 25 años.
Consecuencias conductuales, familiares
y sociales
Las adicciones pueden
tener graves consecuencias para la salud y las relaciones humanas y, por tanto,
para el bienestar personal, familiar y social. Este trastorno afecta varios
circuitos cerebrales. "No solamente el circuito que calcula la
recompensa", dice Rubén Baler, "sino también los relacionados con el
aprendizaje, con la memoria, con el control de emociones, con la toma de
decisiones; son varios circuitos. Todos interactúan entre sí y muestran una
disfunción en el adicto". Dependiendo de la sustancia y del tiempo que se
haya empleado, los efectos sobre la salud pueden ir de enfermedades
cardiovasculares, enfisema o cáncer, al desarrollo de trastornos mentales
irreversibles.
Siendo adicto existe
el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún daño no intencional, o de
incurrir en actos de violencia o delitos por influencia de las drogas o de la
abstinencia. La doctora Medina Mora señala que "las drogas también son un
problema social con muchas facetas porque tener un adicto en la familia la
modifica, afecta su calidad de vida y tiene un impacto emocional, económico y
social". Por esta razón se buscan enfoques de tratamiento que permitan a
las personas con adicción abandonar la sustancia, pero al mismo tiempo que
modifiquen, desde el aspecto bioquímico y conductual, las causas que provocan y
agravan su adicción. Para que un tratamiento sea efectivo debe atacar por todos
estos frentes. "Por ejemplo, hay que entrenar de nuevo los circuitos neuronales
que calculan las recompensas naturales: la de la comida, la de salir con
amigos, la del sexo. Todos los aspectos de la recompensa natural que se
volvieron disfuncionales en el adicto", señala el doctor Baler.
Lo mismo sucede con
los circuitos relacionados con la voluntad (memoria, emociones, toma de
decisiones). "Cada uno de estos aspectos relacionados con las funciones
ejecutivas tiene que ser atacado de un modo distinto", dice Baler. Así,
algunos pueden recibir tratamiento con fármacos; otros requerirán terapias
cognitivo-conductuales o intervenciones motivacionales, entre otras terapias de
eficacia probada en las personas adictas y que también suelen combinarse con
fármacos. No obstante, añade Baler, "el mensaje importante es que la
adicción conlleva el desajuste de muchos circuitos, y que para tratar al adicto
deben tenerse en cuenta todas las disfunciones al mismo tiempo".
Por tanto, el
tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, el ambiente
en que vive y sus recursos, internos y externos. No se intenta resolver
únicamente el problema bioquímico, sino considerar al individuo y su contexto:
su familia y su lugar de trabajo. En definitiva, se requiere una terapia
multidimensional que procure entrenar nuevamente un cerebro que aprendió algo
totalmente anormal, pues la adicción, en última instancia, es una enfermedad de
aprendizaje.
Como la diabetes, la
adicción es crónica e incurable. Así, siempre se pueden sufrir recaídas. Pero
la probabilidad de recuperación es similar a la de la diabetes y puede
controlarse para mejorar la calidad de vida. En consecuencia, la recaída no
debe considerarse como el fracaso del tratamiento; sólo indica que éste tiene
que repetirse. La doctora Medina Mora señala que si entendemos que la adicción
es una enfermedad y que la recaída forma parte de ella, un tratamiento exitoso
no debe medirse sólo por la abstinencia, sino por la disminución de las
recaídas, así como de su gravedad y duración. "Esto realmente mejora la
condición de salud y los periodos de abstinencia incrementan la esperanza de
vida".
La prevención
Para no llegar a necesitar
tratamiento Rubén Baler propone la prevención universal: "Evitar todo lo
que sabemos que es dañino y tratar de promover y enaltecer lo que sabemos que
es positivo". Entre los factores negativos se encuentran, por ejemplo, los
padres adictos, la pobreza extrema, la mala nutrición, la falta de ejercicio,
así como un ambiente que no sea confiable para los chicos y, desde luego, un
entorno de violencia. "Deben evitarse esas actividades desafiantes, o de
franca delincuencia", pues son factores de muy alto riesgo. Baler añade
que no es cuestión de magia. "Todo lo que promueve un ambiente saludable
por fuerza va a reducir el riesgo absoluto de abuso de sustancias".
Y la doctora Medina
Mora agrega que "tenemos que trabajar para que se deje de vender alcohol a
los adolescentes", lo que sucede incluso en tiendas establecidas que
funcionan las 24 horas. También hay que frenar la disponibilidad de inhalables
y de cigarros sueltos. Proteger a los adolescentes de las drogas es
fundamental, "pues toda la evidencia de salud pública nos habla de un
riesgo mayor" en la adolescencia. Al documentar tanto la investigación que
ha realizado la doctora Nora Volkow como la que ha financiado el Instituto
Nacional de Psiquiatría se encontraron todos los elementos que definen la adicción
como una enfermedad tratable. Ahora la política pública debe reunir esta
evidencia científica, compartirla con la población y convertirla en una
convicción social.
Aunque el texto habla
específicamente de adiciones como, la marihuana, cocaína, benzodiacepina,
nicotina, alcohol e inhalables existen otras que pasan o casi pasan
desapercibidas y son inclusive más aceptadas que el consumo de nicotina en la
sociedad, como la cafeína, esta substancia que forma parte de la vida diaria de
millones de personas alrededor del mundo, es también una substancia adictiva,
alguna vez se ha preguntado usted querido lector porque es indispensable un café
en las mañanas aparte de quitar el sueño, lo invitamos a que se siga informando
sobre el tema de las adicciones.
¿Por qué has elegido
ese tema?
Elegí este tema porque
he visto los devastadores estragos que deja en las personas las adicciones.
¿De dónde partiste
para Empezar a escribir?
Empecé a escribir a
partir de la lectura de este excelente artículo, que es en mucho un artículo médico,
donde al ser un tema de adiciones y muy especializado la verdad no deja mucha
tela para poder expresar en el presente escrito tu propia opinión.
Más información
·
Ruiz Loyola Benjamín, ¿Cómo ves? Las drogas,
Col. ¿Cómo ves?, No. 3, UNAM, México, 2002
Verónica Guerrero, periodista y
divulgadora de la ciencia, colabora en ¿Cómo ves? y otras
áreas de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, y como corresponsal
ocasional para la revista Nature Biotechnology.